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La función de la poesía y el lugar del poeta en la sociedad. Pt. 2/2

Kenneth Rexroth

El neo-Clasicismo de Walter Savage Landor fue la típica expresión de las ideas revolucionarias de su tiempo. Sus ideas sobre la naturaleza de la democracia griega y del republicanismo romano, su filosofía de la historia, fueron al final jacobinas en sus orígenes. Fue este, un neo-Clasicismo vastantemente diferente al de Pope, que determinó la selección de su tema y su estilo. Él podría compararse con David, el pintor.


Elementos de esta tradición atraviesan un largo camino en la literatura inglesa. Comenzaron como una cualidad de la mente y un tipo de gusto, en vez que como una explícita filosofía. Por lo tanto, Ben Jonson y Dryden, ambos leales a la dinastía Estuardo que a regañadientes los mantuvo, inauguraron un movimiento de sensatez y orden en verso que fue parte de un crecimiento en general de un empirismo racional y realista. Este empirismo, antes de la muerte de Dryden, estaba para destruir el poder de los Estuardo y el anacronismo feudalista que ellos representaban.


Estos dos ejemplos (y muchos más que pueden citarse) muestran que es posible para el poeta, escribir como un hombre práctico, con lealtades en su entorno, pero con una sensibilidad extremadamente sintonizada con las fuerzas cambiantes de una envolvente visión del mundo, para escribir de otro del que él está consciente.


El mundo de hoy es un lugar mucho más consciente de sí mismo de lo que era en los días de Dryden. Hay proporcionalmente algunos escritores que pueden disfrutar los privilegios de una personalidad dividida. Donde tales hombres existen ahora, estos no han adoptado puntos de vista subordinados a la clase dominante, pero lo han hecho en sistemas que, considerado en abstracto, están profundamente en crisis, pero que como sistemas son socialmente ineficaces y anacrónicos. William Butler Yeats, con su envolvente teosofía mitológica, T. S. Eliot, con su anglo-catolicismo y su monarquismo, han escrito una parte de la más profunda poesía de nuestro tiempo, una poesía la cual yo creo es, como ellos creían que lo era, verdaderamente revolucionaria en sus implicaciones finales. Esto es así debido al hecho de que esta teosofía y este anglo-catolicismo tienen poco que hacer en los actuales cultos, pero como sistemas personales, construidos por hombres de una ancha y errática lectura, desafían a la filosofía reinante.


Como sea, la mayoría de nosotros hemos sido más sujetos de los principios de la autoconciencia de una clase productora, por un lado, y por el otro, de los narcóticos y coerciones de una clase explotadora, que de las especulaciones del misticismo árabe, los rosacruces renacentistas o de la literatura devota de la temprana iglesia anglicana. No creo que nadie de nosotros seamos grandes poetas como Mr. Yeats o Mr. Eliot, pero me temo que estamos demasiado conscientes de los temas burdos de nuestro mundo contemporáneo como para refugiarnos en sus personales y admirables filosofías.


Hay varios poetas de California quienes eligieron no comprometerse con el programa de este Congreso. En este sentido cito un muy sabio pasaje de un ensayo de John Stuart Mill sobre la poesía:


Por demás, la profundidad y la trascendencia tanto de las malas como de las buenas opiniones es proporcional a la cualidad del material; y aquellos que tiene una gran capacidad para el sentimiento natural son generalmente aquellos para quienes los sentimientos artificiales son los más fuertes. Por tanto, sin duda, entre otras razones, es que en una época de revoluciones en la opinión pública, los poetas contemporáneos, aquellos a quienes al menos se merecen llamarlos así, si ellos no estuvieran adelantados a su época, es casi seguro que estuvieran por debajo de ella. Una observación curiosamente verificada en toda Europa en la presente centuria. Tampoco es que sea poca cosa. No obstante la urgencia que pueda tener la necesidad de romper con los viejos moldes de la creencia, la mente más fuerte y perspicaz, junto a aquellos quienes encabezan el movimiento, están generalmente a la retaguardia.


Vanguardia o retaguardia hacen poca diferencia hoy en día. Nuestro más significativos poetas, como sea el limitado prestigio o la reputación que puedan gozar, son marginados de esta sociedad. Puede que no todos de nosotros seamos extraordinariamente distinguidos o tremendamente considerados significativos en el mundo de las letras, pero en la medida que somos poetas, somos enemigos de esta sociedad. Ninguno de nosotros está en la posición de mi amigo en Nueva York. Nosotros ni siquiera tenemos algunos ingresos no literarios, o somos empleados de WPA, pero eso es sólo un accidente que no todos seamos tantos Villon. Las fuerzas que controlan la mayor parte del mundo, fuerzas que en Estados Unidos y California están hambrientas de suprimir la democracia y la libertad creativa que tenemos, tienen poco que ofrecernos. Ellas están comprometidas para persuadir que la espada es más poderosa que la pluma. Ante sus ojos estamos ya marginados. Ninguno de nosotros se gana la vida con la poesía, aunque creemos que es una de las más importantes actividades que el hombre jamás ha poseído o que pueda esperar poseer mientras la sociedad se mantenga como es.


Nos hemos reunido para preservar el mínimo de condiciones bajo las cuales el trabajo creativo sea posible. No nos hemos reunido para formar una escuela literaria o convencer a cada uno de la conveniencia de nuestras técnicas personales. No nos hemos reunido a discutir el arte proletariado, el surrealismo o coplas heroicas. Como escritores podemos hacer un significativo gesto de desafío en las narices de quienes están tratando de apartar a Estados Unidos del mundo civilizado. Pero solos no podemos hacer mucho más. Hay una potencial audiencia de las clases productoras en Occidente, a las que obviamente no hemos alcanzado. Estamos conscientes de los peligros que amenazan la civilización que tenemos. Es nuestro trabajo despertar a esta audiencia contra estos peligros y aliarnos con el pueblo que ya ha despertado. Son ellos, y no nosotros, quienes serán los factores decisivos en la lucha que viene. Ninguna moderadamente policía fascista podría silenciar o exterminar a cada escritor honesto de Estados Unidos. Pero ellos no podrían tan fácilmente disponer de los granjeros y los trabajadores, el pueblo sobre del que depende la vida del país. Es todavía posible empujar al pueblo estadounidense hacia la defensa de su democracia.


Esta es nuestra responsabilidad. Si le entramos a ello sin perder nuestro sentido de realidad, sin intentar salvarnos a nosotros mismos abrazando un ídolo, sin abandonar los especiales valores que cargamos, podemos hacer mucho. Las condiciones objetivas para un renacimiento regional son fuertes hoy día en Occidente. Presumiblemente sabemos lo que somos o no estaríamos aquí. Si podemos dejar este lugar con una conciencia de solidaridad de nuestros propósitos, con una cohesión que no hemos disfrutado hasta ahora, y lo más importante, si podemos poner los fundamentos para una publicación regional que sea financiada y editada con constancia, que realmente sea representativa de los escritores de Occidente, y que sea una dirección en sí misma para una más amplia audiencia de gente madura, el esfuerzo que se ha gastado en este Congreso no será en vano.


En conclusión, espero no caigamos en una discusión fútil sobre los relativos méritos de varios de los grupos contemporáneos de literatura. Nuestras filas no están tan llenas y todavía hay mucho espacio, después de todo, es probable que un soneto sobre la luna, escrito por alguien profundamente consciente de lo que está hablando, quizá sea mucho más efectivo que una canción de protesta de alguien no tan dotado. De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades.


Traducción: Daniela Villalobos Rodríguez & Adrián Gerardo Rodríguez S.




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