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¿Sirve el activismo en las redes sociales? Los retos de la simulación digital según Byung-Chul Han.

Pensar en las masas y el mundo digital hoy en día parece convertirse cada vez más en uno de los temas que deben repensarse constantemente y analizarse con detenPensar imiento. Nuestra realidad y cotidianidad están cada vez más fusionadas con lo que sucede en el mundo digital. Podríamos incluso pensar que el ser humano tiene hoy en día dos vidas, una en el mundo digital y una en el mundo exterior, y depende solo de él, decidir cual de las dos lo dirige. El mundo digital y su relación con el ser humano es uno de los temas más interesantes de este siglo, varios autores se han dedicado a reflexionar sobre esto, entre ellos están Carl Schmitt, Marshall McLuhan, Douglas Kellner, Vilém Flusser y en la época contemporánea uno de los filósofos que más énfasis ha puesto en ello es el coreano formado en Alemania, Byung Chul-Han.


Con una clara influencia de la escuela de Frankfurt y sus conceptos sobre los medios de comunicación masivos y su impacto en la sociedad, estos pensadores desde distintas áreas han reflexionado, analizado y se han acercado al tema de las masas y los medios digitales. En un tiempo donde el flujo de información tiene una dinámica tan expansiva como la que hoy en día se vive, el análisis de cómo se consume esa información a través de los medios digitales es sin duda un estudio a tomar en cuenta.


Durante las últimas décadas, pero especialmente desde inicios del siglo XXI, los medios digitales y el contacto de la humanidad con estos se ha modificado y ha crecido a pasos agigantados, nuestra convivencia con los demás, con el mundo exterior e incluso con nosotros mismos, se ha visto influenciada por estas nuevas dinámicas de interacción con la realidad. Es por ello por lo que en este texto intentaré reflexionar desde el planteamiento de cinco cuestionamientos que pueden arrojar luz y que puedan esclarecer un poco el panorama en el que nos desenvolvemos diariamente, con la ayuda especialmente de la postura planteada por Byung Chul-Han en su obra “En el enjambre” intentaré responder con la mayor claridad posible las preguntas que sean fruto del análisis y de la reflexión que aquí se desarrolle. No sin antes apoyarme también en posturas que enriquezcan la postura del filósofo coreano y que, en aras del sano ejercicio crítico, aporten su punto de vista en torno al tema.


Como punto de partida es fundamental pensar nuestra propia relación con los medios digitales de interacción, las redes sociales hoy en día son parte indispensable del catálogo de aplicaciones y de medios digitales en los cuáles se genera una importante cantidad de información sobre prácticamente cualquier esfera de la vida humana. Pública y privada.


La tesis general que Byung Chul-Han desarrolla en su obra “En el enjambre” está dirigida a entender cómo es que esta relación con los medios digitales ha terminado por romper la cercanía que se genera entre el emisor y el receptor de un mensaje, dando paso a un ente que se aísla voluntariamente y que vive una realidad propia, construida según su perfil. En este caso, la información que es generada a partir de los medios digitales según el filósofo, carece de un intermediario y de un destinatario fijo, por tanto “la comunicación digital, deshace en general las distancias” dicha crítica va dirigida a la utilidad de los medios digitales como plataformas que garanticen o favorezcan crear un sentido de comunidad, que si bien es cierto existen en diversos universos de la red digital, éstos usualmente carecen de un sentido de unidad que los induzca a la acción y a generar ambientes activos de larga duración.


En este sentido, es importante mencionar que durante la última década han aparecido movimientos sociales que se han visto detonados y favorecidos por los medios digitales, podríamos hablar por ejemplo; de la primavera árabe en el 2011, dónde la red social de Twitter se convirtió en una plataforma que reunía a los jóvenes y convocaba a participar activamente en las protestas, creando protocolos de seguridad y convirtiéndose en una plataforma informativa que actualizaba la información de interés cada minuto. En ese mismo sentido, podríamos hablar del uso de Twitter y Facebook por parte del movimiento de los chalecos amarillos en Francia y la organización a través de dichas plataformas, de las protestas y de las medidas de seguridad que se ofrecían gracias a este intercambio constante de información. Por último, está el caso de las protestas en Hong Kong por parte de los estudiantes chinos en contra de las medidas centralistas de su gobierno, acusadas de ser autoritarias, privativas de la libertad y punitivas en un sentido amplio. Actualmente podríamos incluso hablar del movimiento #BlacklivesMatter que se generó a raíz de la viralización de un video de la común brutalidad policiaca en EE. UU y que derivó en el asesinato por parte de las autoridades del ciudadano afroamericano George Floyd y que desató una ola de manifestaciones y protestas que hasta en México tuvieron su símil, con el asesinato también a manos de las autoridades del ciudadano Giovanni López, por no portar un cubrebocas.



Son varios los casos que tienen una relación directa entre movimientos sociales y la utilización de los medios digitales como plataformas de apoyo y de resistencia en contra del sistema.

Sin embargo, considero que aquí surge la primera cuestión que me gustaría plantear. ¿Cómo se puede interpretar el diálogo que se genera en redes sociales alrededor de eventos disruptores en la sociedad? En ese sentido las reflexiones de Byung Chul Han ofrecen alguna alternativa para interpretarlo.


Como se menciona líneas arriba, el filosofo coreano considera que las distancias son eliminadas en los medios digitales, y por tanto el diálogo entre pares es imposible pues no existe como tal un destinatario fijo cuando se establece dicho diálogo en la red. Aunado a ello, Han toma en cuenta otro concepto importante e interesante cuando se refiere al diálogo en la red; el respeto, para Han la medialidad de lo digital es perjudicial para el respeto, pues la distancia genera respeto, la intermediación entre pares genera un respeto al otro y al diálogo generado entre dos, sin embargo, cuando ésta medialidad desaparece, desaparece el respeto, pues no existe ya de por medio un destinatario fijo y aparece lo que Han después caracteriza como las Shitstorm. Estas se identifican fácilmente cuando los diálogos en los medios digitales se realizan sin respeto y en condiciones carentes de la mediación a la que Han hace referencia. Es muy interesante ver que estas interpretaciones de Han son cada vez más comprobables, e invito al lector a hacer el ejercicio de observación de cuando aparece un tema con estas características en los medios digitales, la violencia, lo efímero y la calidad del diálogo se muestran claramente bajo los parámetros a los que Han hace referencia.


Las Shitstorm son las olas de comentarios y de flujo de la información que se generan de manera virulenta en torno a un tema, generalmente son fugaces y extremadamente agresivas, pueden aparecer en cuestión de minutos y desaparecer de igual forma. Las Shitstorm aparecen con regularidad en los medios digitales el torno a temas polémicos, incendiarios, virales y efímeros, no generan nada más que una oleada de opiniones que no aportan absolutamente nada constructivo al tema, y lo poco constructivo que pueda haber se queda atrapado en la Shitstorm.


Ahora bien, no todo es negativo cuando se trata de interpretar al diálogo generado en los medios digitales, si bien la propuesta de Han es en extremo interesante y precisa en la interpretación de estas dinámicas, existen eventos aislados en los que los medios digitales pueden mostrar signos de cambios y conductas positivas. Líneas arriba había expuesto el más reciente caso del movimiento #BlacklivesMatter en ese sentido la viralización condujo a la movilización de un sector social como la comunidad afroamericana, que en consecuencia creó y produjo un movimiento social de impacto directo. Por tanto, la tesis de Byung Chul-Han se equivocó en sus determinismos, su pesimismo sobre la capacidad de las acciones comunitarias generadas a través del diálogo en los medios digitales si bien se replica y está presente en la mayoría de los casos, no siempre se cumple en su totalidad.


Es necesario preguntarse y reflexionar sobre ¿Cuál es la efectividad del diálogo virtual en los medios digitales para cambiar o intervenir en los acontecimientos/hechos? Aquí aparece uno de los aspectos más criticables de la postura de Byung Chul-Han pues sostiene la tesis de que ningún diálogo generado a través de los medios digitales es capaz de detonar acciones comunitarias, y esto no solo es equivocado, sino que también parte de una postura en extremo pesimista y casi negacionista del efecto positivo de las tecnologías de la información. Si bien es cierto que las dinámicas de interacción son en la mayoría de los casos y en la mayoría del tiempo negativas, sería ingenuo pensar que estas no puedan llegar a generar arraigo comunitario como en los casos expuestos anteriormente. El problema no tiene que ver con la capacidad que estos diálogos digitales tienen de generar acciones determinadas que intervengan en procesos disruptivos de la sociedad, sino que para que estos vean un progreso que pueda determinarse como positivo o de impacto, requieren de una constancia y una responsabilidad activa, que casi nunca o muy pocas veces se encuentra entre la masa digital. No existe como tal una responsabilidad activa en las acciones sociales generadas en los medios digitales, el activismo digital generado por el diálogo de las masas en la red está estancado en lo efímero, y por tanto su acción es inútil o simplemente producto de la #Shitstorm.


Han en ese sentido apela a lo que denomina la sociedad de la indignación, y define a las olas de indignación: “no son apropiadas para configurar el discurso público, el espacio público. Para esto son demasiado incontrolables, incalculables, inestables, efímeras y amorfas” y prosigue “la sociedad de la indignación es una sociedad del escándalo. Carece de firmeza, de actitud”. Esta idea también se encuentra bien sustentada, especialmente cuando en los medios digitales de hoy en día las olas de indignación que se generan en torno a temas que se viralizan suelen desaparecer de la misma forma en la que aparecen, convertidos en contracciones conceptuales a través de los hashtags y del concepto de #trendigtopic es fácil detectarlas. Aunado a ello es importante mencionar siguiendo la premisa arriba expuesta, que “tampoco la preocupación de los llamados indignados afecta a la sociedad en conjunto; en gran medida, es una preocupación por sí mismo. De ahí que se disperse de nuevo con rapidez”


Por su parte, Byung Chul-Han es más pesimista en su análisis, pues para el “la indignación digital [...] no es capaz de acción ni de narración. Más bien, es un estado afectivo que no desarrolla ninguna fuerza poderosa de acción [...] la actual multitud indignada es muy fugaz y dispersa. Le falta toda masa toda gravitación, que es necesaria para acciones. No engendra ningún futuro.”


Continuará...


Referencias:


Chul-Han, Byung, En el enjambre ̧Ed. Herder, España, 2018

Roncallo-Dow, S. “Muchedumbre, artes y política. Byung-Chul Han y las racionalidades comunicativas contemporáneas”. Palabra Clave, 18 (2), 2015


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