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¿Sirve el activismo en las redes sociales? Los retos de la simulación digital según Byung-Chul Han.

Continuación:


En este sentido y ahondando más en ello, es importante recalcar que en los medios digitales las personas viven otra realidad que generalmente suple la realidad que se vive en el exterior. Los medios digitales han convertido sus plataformas de interacción social en espacios públicos donde no existe más el concepto de privacidad, Han acude a Roland Barthes para entender esto y menciona: “Barthes define la esfera privada como esa zona del espacio, del tiempo, en la que no soy una imagen, un objeto” Por tanto, si en los medios digitales soy especialmente una imagen, un objeto, me desenvuelvo abiertamente en el espacio público y por tanto no existe la esfera privada, no hay intimidad. Esta dinámica de desarrollo del “yo” en la esfera pública que suponen los medios digitales, es muy importante para entender la generación de información y la forma en que los usuarios la consumen. ¿Cómo trasladar el concepto de realidad en el medio digital, al de la realidad exterior? Aquí la introducción de Jean Baudrillard en su obra Cultura y Simulacro puede ayudar. Baudrillard menciona:


“No se trata ya de imitación ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino de una suplantación de lo real por los signos de lo real, es decir, de una operación de disuasión de todo proceso real por su doble operativo, máquina de índole reproductiva, programática, impecable, que ofrece todos los signos de lo real y, en cortocircuito, todas sus peripecias”. Baudrillard utiliza el concepto de simulación, que es bastante útil para entender el rol que adopta una persona en cuanto se sumerge en los medios digitales y se desenvuelve en el espacio público renunciando a su privacidad, la simulación sobre lo irreal para dar paso a lo hiperreal es una de las grandes tesis de Baudrillard en su obra, este proceso en el que se construye una dinámica que no se basa en fingir, (diferencia que Baudrillard se encarga de dejar en claro) ni siquiera de engaño, sino de autoconvencimiento. En los medios digitales esto queda claramente ejemplificado en las olas de indignación a las que me refiero líneas arriba, no son ejercicios que partan de un supuesto sentido de comunidad, sino que se convierten en simulacros dirigidos por el ego, en donde la imagen propia y el interés personal se apoderan del usuario, quien, en la ola de indignación producida en los medios digitales, se pregunta ¿Cómo debo responder a esto? ¿Qué es lo mejor visto? ¿Cómo me hará ver si participo de tal o cual forma? ¿Debo compartir esta imagen? ¿Mostrar solidaridad es lo correcto para hacerme ver bien? ¿El silencio digital me hace cómplice?


Estas preguntas por sencillas que parezcan, no es que se presenten con tanta claridad al usuario, sin embargo, la presión que ejercen de manera coactiva los medios digitales y su dinámica, terminan por orillar a que las acciones de esta persona sean dirigidas para entrar en el mar de información que circula con las olas de indignación. Esto también es resultado como enuncia el filósofo coreano en sus primeras líneas de su obra En el enjambre, “cojeamos tras el medio digital, que, por debajo de la decisión consciente, cambia decisivamente nuestra conducta, nuestra percepción, nuestra sensación, nuestro pensamiento, nuestra convivencia.”

Esta serie de enunciados expuestos sobre la masa digital, no están exentos también de otros análisis que son menos crueles y mucho más positivos sobre el aporte que generan y la intermediación que provocan los medios digitales como redes útiles para conformar comunidades alrededor del mundo. También es importante mencionar que los postulados de filósofos como Chul-Han no son una novedad y que están acompañados por varias posturas que se remontan como mencione en un principio, a la escuela de Frankfurt, en la que Theodor Adorno y Max Horkheimer en la obra de La Dialéctica de la ilustración, afirmaban que los medios masivos de comunicación no eran otra cosa que instrumentos de dominación, una suerte de sistema que eliminaba la autonomía y la individualidad del ser humano y lo reducía a su condición de puro consumidor alienado.


Por otro lado, el filósofo colombiano Sergio Roncallo critica la postura de Han aludiendo que la conceptualización y exageración en la banalidad del contenido de los medios digitales, hacen parcial y poco riguroso el análisis de Han, aparte de que su pesimismo sobre la capacidad de generar cambios por parte de interacciones en los medios digitales, le parece poco objetivo. Roncallo compara también a Han con Vargas Llosa, en su idea “burguesa” sobre la cultura empobrecida, sin embargo, Roncallo también peca de ingenuo al pensar que, en el mundo del medio digital, las muestras no banales de contenido y de cultura no puedan conducirse bajo la estructura de auto explotación que Han vislumbra. En muchos casos el espíritu al que apela Roncallo, queda supeditado a un consumo consciente de información en los medios digitales por parte del internauta, y esto está lejos de ser la norma.

Aunque Roncallo hace algunas observaciones a la interpretación de Han sobre la relación entre el avance técnico y las manifestaciones culturales, y la negación de esta relación, implica también la negación de la condición del humano con la técnica. Sin embargo también es preciso hacer la aclaración de que Han precisamente va más allá en este análisis, pues la técnica a la que Roncallo apela como parte de las “nuevas manifestaciones culturales” se basa en un concepto analógico. Han expresa con claridad en su obra “La expulsión de lo distinto” que es precisamente la nueva conceptualización de la técnica de los medios digitales, intangible, la que ha cambiado esta relación, pues ya no es una relación de intercambio o de dominación, como en su momento brillantemente expone Marx y que es parte de la teoría de los medios de comunicación y las masas que trata la escuela de Frankfurt con sus conceptos del consumismo alieanante. Ahora en el mundo digital, se trata de un escenario donde (y aquí entra otra de las tesis más famosas del filósofo coreano) sin la cadena de dominación, la realización del usuario bajo los medios digitales se da por sí misma, es decir, existe un proceso de auto explotación que da la sensación de realización y consecuencia la simulación de libertad.

Sin embargo, Roncallo sigue en la línea de su exposición sobre las bondades de los medios digitales, es mucho más optimista con ellos de lo que Han podría ser, aunque la realidad sea un poco más oscura. Y menciona “es posible que debamos pensar, más bien, en el que estas formas de habitar el tiempo y el espacio han transformado las maneras de pensar lo político. Sin caer en reduccionismos extremadamente tardomodernos [...] es cierto que la postura de Han puede ser reduccionista en la forma en la que ya se expuso líneas arriba, sin embargo, también sería equivocado negar la realidad del impacto de los medios digitales en la banalización de la interacción y de la generación de la información, y no solo es culpa del algoritmo como en algún momento lo enuncia el mismo Roncallo.


En última instancia en su exposición sobre su análisis de la postura de Han, Roncallo hace bien en llamar a un término medio, es decir, ni el exceso de optimismo característico de Serres, en el que los medios digitales son una herramienta que ofrece las mejores bondades, y tampoco en la postura apocalíptica de Han, que aunque dé miedo, se comprueba con mayor regularidad. Roncallo también en cierto momento clasifica a Han como un poco conservador al pensar que el medio digital es incapaz de producir acciones comunitarias, y aquí está en lo cierto, aunque el problema no es la inacción sino la duración de la acción y la responsabilidad activa constante que exigen los cambios sociales profundos. Roncallo termina por decir que la necesidad radica en la modificación de adjudicar sentido a lo que consumimos, nada más cierto, aunque esta invitación a la generación de un proceso reflexivo crítico sea mucho más complicada de lo que parece, cuando la realización del internauta viene acompañada de la auto explotación, sin sistema de dominación más que el propio, el auto impuesto.


Continuará...


Referencias:

Cultura y Simulacro. Jean Baudrillard.

El enjambre. Byung Chul-Han

Roncallo-Dow, S. “Muchedumbre, artes y política. Byung-Chul Han y las racionalidades comunicativas contemporáneas”.



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