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Una breve idea sobre la apreciación del arte en la actualidad. Relieve, Ben Nicholson (1934)

Es complicado pero interesante entender el rumbo del arte en la actualidad, son innumerables las manifestaciones que surgen a través de las distintas disciplinas artísticas. Esto nos empuja a una reflexión del rol que tiene el artista y el espectador en el presente. Partamos de un ejemplo en concreto y advirtiendo que es una inclinación y opinión muy personal lo referente a este artículo, con propósito de llevar a un posible punto de partida en la comprensión de este complejo que es el arte contemporáneo. Tomamos por ejemplo una obra del movimiento catalogado arte experimental, pero es preciso para la reflexión buscada.


Si leemos historia del arte encontraremos un sinfín de artistas en todos los rubros con diferente contexto, para nuestro particular caso encontramos a Ben Nicholson (1894-1982), pintor inglés precursor de familia con intereses artísticos. Sus estudios los realizó en Slade School of Fine Art durante 1910-1911, institución que a la fecha mantiene ese tinte pedagógico artístico. Dicho artista se concretó en esculpir figuras geométricas en maderas al color blanco, como se muestra en la imagen adjunta, jugaba con las profundidades distintas entre ellas; llegando a un resultado o realidad para él, se dice que comparaba el arte con una experiencia religiosa. Como espectador uno podría encontrar una pobreza extrema o incluso utilizar el término crisis en el arte, lo cual sería inexacto, pues si profundizamos en el pensamiento del artista, de ver el arte como experiencia religiosa, podríamos sustentar este pensamiento en lo que dijeron los sacerdotes teólogos y jesuitas Tomás Spidlík y Marko Ivan Rupnik, en su obra Teología de la evangelización desde la belleza, donde comprendemos que el artista no expresa lo que está dentro de su alma, ni se ponen en primer plano, llega una inspiración que se impone a ellos, pero ¿cómo se comportan los artistas ante esa tan mencionada inspiración? No la obedecen pasivamente como si fuera magia, el artista escucha una voz que no es suya y se identifica libremente con esta voz utilizando medios a su alcance, pero produce en ellos problemas psicológicos y morales, se vuelve entonces esclavo de esa inspiración. Tiene dudas que a su vez se convierten en una obsesión para el artista. Podríamos decir entonces que hay cierta contradicción en este proceso creativo, crear debería ser libertad o así concebimos que debería ser, pero el artista es esclavo de su propio arte.

Ben Nicholson 1934 (relieve),

Óleo sobre tabla, 71,8 x 96,5 cm; Tate Gallery, Londres.


Como espectadores abrumamos de sobremanera a los artistas, somos intrusos en cierta manera que exigimos belleza y expresión, tal vez el artista nunca busca estos dos conceptos, somos nosotros espectadores quien los encuentra en el trabajo de la apreciación y es nuestro deber, saber entender las obras de arte. El artista expresa emociones y su obra está llena de preocupaciones cotidianas para él y para uno mismo, ese juego es el que nos hace voltear a ver la obra. Es verdad que el artista es temeroso de acertar o no, pero en este campo los jueces que somos nosotros espectadores, calificamos de acuerdo con nuestra propia experiencia al igual que lo hace el propio artista, llegamos a conclusiones sin saber que queríamos llegar a ellas. Habrá quien comulgue con el arte clásico, renacentista o barroco, revolucionarios en su tiempo pero que mantenían su propósito, seguían una tradición, sabían por dónde ir, y por mucha belleza que encontramos eran decisiones limitadas, ojo no es un demerito de estas grandes corrientes artísticas es puntualizar que el arte contemporáneo rompe con las decisiones limitadas, es ilimitado y quizá es el rumbo que está llevando, el artista contemporáneo busca una apariencia acertada no para él, el artista se vuelve el método para encontrar nuestro papel dentro de una sociedad; Ben Nicholson nos da muestra con su arte experimental que a pesar de un círculo y un cuadro, no sabe ni cuándo ni dónde detenerse. Percibimos el arte hoy como los griegos concebían la naturaleza y la vida humana, algo que cambia con más violencia que cualquier otra cosa, y pensamos que el ritmo de esos cambios puede repetirse, o sea, que antecedentes semejantes conducen a consecuencias semejantes. Como espectadores debemos entender que estamos en otro contexto y con diferentes conflictos sociales que si volteamos al arte más allá de calificarlo debemos entender que más allá del artista encontramos nuestra propia experiencia en su trabajo.


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