top of page

¿Opinar de todo? ¡Claro que sí! ¿Por qué no? Doctorados Popcorn y el síndrome Dunning-Kruger

Cuando empezó el 2020 nadie imaginó lo que iba a suceder a solo tres meses de iniciado el año, en algunos países la cuarentena inicio antes, pero en México desde el pasado 23 de marzo se decretó por orden presidencial una jornada de aislamiento voluntario en el que toda persona con actividades no esenciales tendría que quedarse en casa para evitar el contagio del virus SARS-COV 2, mejor conocido como coronavirus.


Dentro de las muchas manifestaciones humanas resultado del confinamiento, una que es cada vez más frecuente encontrarse en internet, es la que tiene que ver con el expertise automático que tienen los ciudadanos mexicanos sobre prácticamente cualquier tema, digo, parece que regalan doctorados al ritmo de contestar un quizz de Facebook sobre qué tipo de princesa eres o qué tipo de fruta eres según lo que contestes. Cada vez el tránsito de una profesión a otra es más acelerado y más dramático, de ingenieros petroleros a epidemiólogos, de médicos internistas a politólogos en cuestión de minutos, de expertos en economía internacional a expertos en filosofía, de todo, hoy en día se puede ser experto en todo y derrochar conocimiento por doquier.

Curioso caso que en la época donde mas gente con posgrados hay en la historia reciente de nuestro país, más se menosprecia su trabajo y la investigación que viene detrás de su formación profesional, y si bien los grados académicos poco o nada garantizan que las opiniones vertidas por esta gente sean totalmente justificadas, cierto es que su trabajo detrás de la formulación de las ideas, de mínimo ha sido laborioso.


Lo bueno es que la historia siempre tiene para nosotros lecciones sobre las conductas humanas y las razones detrás de ellas, para entender el por qué, de este comportamiento en prácticamente todas las facetas de la vida humana actualmente, es importante remitirnos al denominado síndrome Dunning-Kruger.


Ahora bien, se preguntarán ¿Qué síndrome es ese y porque nunca o pocas veces había escuchado sobre él? Pues bien, el síndrome Dunning-Kruger fue descubierto por un par de psicólogos quienes a mitad del siglo XX hicieron una serie de experimentos para entender y analizar un caso.


A mediados de 1950, en la ciudad estadounidense de Pittsburgh, un ciudadano común pensó que era buena idea dar inicio a su vida criminal asaltando dos bancos de la ciudad, para su mala fortuna su carrera duro lo mismo que una puesta de sol, y poco después de cometer el atraco fue arrestado por la policía de Pittsburg, sus explicaciones dejaron atónitos a sus captores, pues el ciudadano de nombre McArthur Wheeler había declarado que no podía creer que lo hubiesen atrapado, pues había remojado su rostro con zumo (jugo) de limón y que este lo hacia invisible a las cámaras y a la gente, no podía creer que su arrasadora inteligencia y astucia fuese rebasada (estaba absolutamente convencido de que su idea iba a funcionar). Poco después de semejantes revelaciones y ante la incredulidad de las autoridades, el ladrón mencionó que un par de amigos le habían dicho que pensaban en asaltar un banco y que para ello habían descubierto que el jugo de limón otorgaba invisibilidad ante las cámaras, (¡Por qué no me lo dijeron antes!) ante semejante truco, se apresuraron a comprobar dicha teoría con su amigo McArthur tomándole una fotografía después de haber frotado su rostro con jugo de limón, y dando como resultado una fotografía donde su rostro era irreconocible (seguramente debido a un mal encuadre).


En lo que seguramente fue una broma de mal gusto por parte de los amigos de Wheeler, confiando plenamente en las recomendaciones (ya comprobadas) de sus amigos, se dispuso a cometer en plena confianza un robo a algunos bancos de la ciudad. Como resultado de semejante historia, ésta llego a los oídos de dos psicólogos de la Universidad de Cornell en Nueva York, David Dunning y Justin Kruger, quienes incrédulos ante las afirmaciones tan directas del recién graduado criminal, se dispusieron a analizar qué había detrás de semejante proceso de aceptación de una idea tan disparatada como esa. ¿Cómo había sido posible que alguien creyera algo tan imposible y surreal?


Pues bien, después de una serie de experimentos entre los que seleccionaron a diferentes personas con diferentes preparaciones profesionales, oficios y actividades cotidianas, llegaron a la conclusión de que aquellas personas que eran capaces de creer semejantes argumentos e ideas, no solamente creían firmemente en ideas tan absurdas como la de Wheeler, sino que creían que aquellos que no las creían eran inferiores a ellos, y que ellos, ante la obtención de semejante información eran superiores en argumentos e ideas a todos sus semejantes.


Por tanto, ambos investigadores pudieron comprobar que la gente menos competente, no aceptaba su incompetencia, y no solo eso, sino creía que era mucho mas competente que los demás. Por otro lado, la gente más competente fue capaz de admitir su incompetencia cuando se trataba de contestar y/o hablar sobre temas que desconocía, por lo tanto, su competencia era reflejada en su aceptación sobre su incompetencia. Ante tales resultados el síndrome Dunning-Kruger fue bautizado con los apellidos de sus descubridores.


Pues bien, de tal forma se puede deducir que dicho síndrome está mas presente que nunca en gran parte de la sociedad mexicana, no solamente nos encontramos con gente que es incapaz de admitir que desconocen de un tema, sino que también esa misma gente cree que en su competencia es mejor y es más competente que los expertos que tienen hablando e investigando sobre el tema toda una carrera profesional.


En esta ola de opinología vivimos hoy en día la cuarentena, en donde coexisten escenarios tan irreales, como un llamado a la desobediencia civil por parte de una televisora, periodistas con procesos penales de manipulación de información pidiendo credibilidad, YouTubers dedicados al entretenimiento opinando sobre temas de política internacional como si fuesen poseedores de una teoría de sistemas tan abrumadoramente nueva y explicativa del mundo, aportando soluciones al por mayor, y con el grandísimo defecto de no poderse quedar callados y escribir: “No sé del tema”. Sin embargo, parece casi una obligación con la comunidad de seguidores hablar de todo lo que pase en el momento, aun cuando su mayor numero de seguidores sea un target que ve videos en streaming de videojuegos. Porque claro, que mejor muestra de realidad y de entender el mundo que Fornite y Free Fire, ¡claro! Con eso me gradúo de abogado, epidemiólogo, comunicólogo, periodista, ingeniero petrolero, economista internacional, politólogo (agregue la profesión del momento). Al final de cuentas es como un ítem que puedes comprar en cualquier tienda de aplicaciones.


Ante un escenario tan frustrante en el que todo mundo quiere opinar como expertos sobre los temas que nos aquejan, y en el que cada vez existen más afectados por el síndrome Dunning-Kruger. Pensemos antes de escribir y de opinar, como recomendación y ejercicio, puede usted hacerse esta pregunta: ¿Sé del tema, puedo aportar una opinión constructiva con un argumento sólido que aporte información valiosa, o no? Si la respuesta es negativa, déjele el trabajo de informar y de opinar sobre temas tan complejos, a gente que muy probablemente sea más competente y tenga mucha más experiencia que usted en la materia. Es un ejercicio que además de sano, contribuye a la convivencia civilizada. No padezca del síndrome Dunning-Kruger, ¿O acaso usted cree que el juego de limón causa invisibilidad?


 RECENT POSTS: 

LA NIEBLA

Buruko Gaixotasunak powered by wix site

  • Facebook B&W
  • Twitter B&W
  • Instagram B&W
bottom of page